La curiosa relación que une Triana con esta elegante cuidad europea
Sevilla es indudablemente una de las joyas turísticas de España, y no es difícil entender por qué. Su exquisita gastronomía, su riqueza histórica y cultural la convierten en un destino fascinante para visitar.
Entre sus muchos tesoros, destaca el Real Alcázar, uno de los palacios reales más antiguos del mundo, ubicado en el corazón de la capital andaluza. A lo largo de su historia, ha sido hogar de numerosos monarcas y gobernantes.
Historia del puente de Triana
El Puente de Isabel II, comúnmente conocido como Puente de Triana, es un emblemático puente situado en Sevilla, España, que conecta el centro de la ciudad con el barrio de Triana sobre el río Guadalquivir. Reemplazó a un antiguo puente de barcas en el siglo XIX y es el puente de hierro más antiguo que se conserva en España.
El puente original de barcas fue construido en el año 1171 durante el gobierno del califa almohade Abu Yacub Yusuf. Sin embargo, fue sustituido en el siglo XIX debido a las dificultades asociadas con su mantenimiento y las crecientes necesidades de tráfico entre Triana y Sevilla.
El proyecto para un puente fijo se contempló desde el siglo XVI, pero no se llevó a cabo hasta el siglo XIX. La construcción del Puente de Isabel II comenzó en 1845 y finalizó en 1852 bajo la dirección de ingenieros franceses, Bernadet y Steinacher. El puente presenta pilares de piedra y hierro y fue diseñado siguiendo el modelo del Puente del Carrousel en París.
A lo largo de su historia, el Puente de Triana ha experimentado varias modificaciones y reparaciones para mantener su integridad estructural y adaptarse a las necesidades cambiantes de tráfico y transporte. En la década de 1970, se llevó a cabo una importante restauración que incluyó la sustitución del tablero del puente.
Hoy en día, el Puente de Triana sigue siendo un símbolo de Sevilla y un punto de referencia histórico y arquitectónico en la ciudad.
Curiosidades de Sevilla que te sorprenderán
Según la leyenda, la ciudad de Sevilla fue fundada por Hércules, quien le dio el nombre de «Hispalis». En el año 45 a.C., la ciudad fue conquistada por Julio César, pero más tarde fueron los árabes quienes tomaron el control y le cambiaron el nombre. Sevilla se convirtió en la capital del Imperio almohade.
Sevilla, la ciudad cruzada por el río Guadalquivir, guarda un secreto fascinante bajo su suelo. Hace años, se hallaron restos de embarcaciones en tierra firme, desconcertando a muchos. Los eruditos sostienen la teoría de que esto se debe a que el curso del Guadalquivir fue alterado por los visigodos en el pasado, transformándolo en su configuración actual.
A pesar de estar situada tierra adentro y carecer de una costa propia, Sevilla alcanzó su grandeza gracias al río Guadalquivir, que fluye como una arteria vital a través de la ciudad. Durante la época del Imperio Español, Sevilla desafió las convenciones al establecer el Puerto de Sevilla, un impresionante enclave comercial en las aguas del río, que se convirtió en el epicentro económico no solo de Europa, sino del mundo entero.
La tradición del tapeo es una de las señas de identidad más queridas de Andalucía y de toda España. Se dice que su origen se remonta al siglo XVI, durante el reinado de Alfonso XIII. Cuenta la leyenda que en una taberna, el rey pidió un Jerez para acompañar su bebida, y el camarero, improvisando, colocó una loncha de jamón sobre la copa para protegerla del polvo y los insectos. Al rey le gustó la idea y pidió otra ronda de Jerez, esta vez con una «tapa» similar.
Una de las curiosidades más llamativas de Sevilla es que la imponente Catedral, el tercer templo más grande de la cristiandad, está rodeada por cadenas. Estas cadenas marcan el límite entre la jurisdicción de la ciudad y la de la Iglesia. En el pasado, si alguien buscaba refugio de la justicia y quería acogerse a sagrado, simplemente tenía que cruzar al otro lado de las cadenas.
Dentro de la catedral se encuentra una puerta famosa conocida como «la puerta del lagarto». Al atravesarla, te encontrarás con una vista peculiar en el techo: un cocodrilo disecado, junto a otras curiosidades. Este cocodrilo fue un regalo del sultán de Egipto, quien buscaba la mano de la hija de Alfonso X, Berenguela. Aunque su solicitud fue rechazada, el cocodrilo permaneció en Sevilla y, tras su muerte, fue disecado y colocado en la catedral como un recordatorio de esta particular historia de amor no correspondido.
La capital andaluza es conocida por la abundancia de naranjos que adornan sus calles, especialmente durante la primavera, cuando el azahar comienza a florecer, llenando el aire con un aroma único y encantador. Más de 25,000 naranjos adornan la ciudad, y es interesante saber que fueron introducidos desde China en el pasado, en parte por la creencia de que estos árboles traían consigo la felicidad.